Lo hacemos continuamente, y casi de forma automática. Desde que te levantas hasta que te pones a dormir, tu rutina está protagonizada por la toma de decisiones. ¿A qué hora programo el despertador? ¿Qué comemos hoy? ¿Quedo con ese amigo que ha propuesto una cena? ¿Me caso? ¿Pido un aumento de sueldo? La lista de cuestiones sobre las que decides constantemente es inacabable. Algunas de esas decisiones parecen más superficiales, otras son trascendentales en el desarrollo de tu proyecto vital. En todo caso, suelen ser parte de tu actividad cotidiana y no le prestas demasiada atención. Salvo cuando te sientes bloqueado o sufres como consecuencia de una decisión.
Y, sin embargo, desde la perspectiva de los psicólogos, todas las decisiones que tomamos son consecuencia de ejercitar uno de los procesos cognitivos más complejos del ser humano. ¿Sorprendido? Eso puede ser una buena señal, en tu caso no percibes esta actividad como algo conflictivo. Pero para muchas personas la toma de decisiones es una fuente de estrés, ansiedad y otro tipo de trastornos psicológicos. Entender la naturaleza de este proceso es, sin duda, una forma de asegurarte de que lo abordas desde la perspectiva adecuada. En este asunto, una vez más, la prevención es esencial para evitar enfrentarte a consecuencias más serias. Nuestra consulta online es una manera cercana y eficaz de ofrecerte una orientación y ayuda imprescindibles.
Evidentemente, decidir si te pones chaqueta o vas en mangas de camisa, como mucho puede acarrearte un resfriado. Sin embargo, hay muchas decisiones que tomas de gran trascendencia, no solo en tu presente, sino también para tu futuro. Ese temor a equivocarte, y que afecte de manera determinante el resto de tu vida, es el origen del bloqueo en el proceso de toma de decisiones que sufren muchas personas. Es inevitable sentir un cierto vértigo, porque cada decisión implica inevitablemente renuncias. Elijes un camino y dejas detrás de ti las otras bifurcaciones que se presentaban en esa encrucijada. En no pocas ocasiones, sin la opción de dar marcha atrás; son decisiones definitivas.
Pero eso no puede paralizarte. No hay proyecto vital que evolucione sin decisiones. Y, además, de naturaleza personal e intransferible. Porque los demás pueden aconsejarte, pero no decidir por ti. Los terapeutas te ofrecemos ese apoyo que necesitas para gestionar la toma de decisiones con más seguridad. Sí, la autoconfianza es una de las claves para que manejes esta actividad, y será uno de los aspectos que abordemos en nuestras sesiones de terapia online.
Sin embargo, un proceso tan complejo no se resuelve exclusivamente con un reforzamiento de la autoestima. Es imprescindible que seas consciente de todos los factores que influyen en la toma de decisiones, y cuáles son los que tú utilizas. De hecho, hay diferentes enfoques. Hay quienes toman decisiones de forma más emocional e inconsciente, frente a los que sopesan y razonan los pros y contras antes de elegir.
En Psicología se entiende por heurística una especie de “atajo mental” que nos permite solucionar problemas, emitir juicios o manifestar una posición de forma muy rápida, casi sin tener que pensarlo. No se trata de una toma de decisiones a voleo, realmente detrás hay un proceso cognitivo que te conduce a esa opción. Lo que sucede es que se sustituye el razonamiento por estas heurísticas o atajos que tienen la ventaja de ahorrar esfuerzo a nuestro cerebro. Funcionan sobre tres enfoques: el de la disponibilidad, el de la representatividad, y el del defecto.
Las heurísticas de disponibilidad te ayudan a tomar decisiones basándose en lo cómodo y fácil que es tirar de recuerdos, de otras ocasiones similares o de ejemplos que te pueden inspirar la solución. Las representativas funcionan mediante comparaciones o asociaciones con ciertos prototipos que se han creado en tu mente. Si estás intentando valorar la confianza que alguien merece, que su colonia o su peinado te recuerden a una persona muy querida puede generar directamente fiabilidad. Finalmente, las del defecto están influencias por las emociones, si un día tu estado de ánimo es más positivo, es probable que veas más claros los beneficios que los inconvenientes de una decisión.
Aunque esta dinámica plantea, en principio, claras ventajas, los psicólogos apreciamos ciertos problemas asociados a esta forma de toma de decisiones. Es indiscutible que la agilidad de este proceso es positiva para todas aquellas elecciones simples y sencillas del día a día. Y también lo es para tu mente, tener esa capacidad de sintetizar entre la ingente cantidad de información que recibes. Sin embargo, esta vía rápida no es la más recomendable cuando las decisiones afectan a situaciones trascendentales. Mediante la terapia puedes aprender a aplicar el sistema que más efectivo sea para estar conforme con tus decisiones.
Nuestro planteamiento como profesionales de la salud mental es siempre poner el énfasis en la individualidad y en la atención personalizada. En este supuesto de la toma de decisiones, este punto de partida es irrenunciable. Una vez más, tenemos que desmontar esa tendencia a la comparación tan extendida en nuestras sociedades modernas. Si la mayor parte de las personas se encaminan hacia una dirección con sus decisiones, eso no quiere decir que esa tenga que ser tu mejor opción. De hecho, como terapeutas podemos asegurarte que no existen decisiones buenas o malas, así en abstracto. La manera más eficaz para acertar es que te bases en tus expectativas, que tengas en cuenta lo que te satisface más a la hora de analizar las distintas posibilidades. No hagas lo mismo que otro como garantía de éxito; eres un ser único y tus decisiones también deben serlo.
Claro que asumir este punto de vista te va a poner enfrente de tus miedos, pero también va a poner en valor tus fortalezas. Como terapeutas sabemos que la incertidumbre sobre si vas a acertar o no te puede bloquear. Pero tienes que saber que, al final, después de todo el proceso, vas a sentirte mejor porque superar un problema siempre es un gesto que nos reafirma interiormente.