El ser humano es un ente individual; sin embargo, su comportamiento no puede entenderse fuera de su contexto. Esta es la esencia en la que se enmarca un nuevo tipo de tratamientos psicológicos, las denominadas terapias contextuales o terapias de tercera generación. Un planteamiento que, como ocurre con los todos los enfoques o escuelas de psicoterapia, nos parece interesante por lo que aporta de novedoso. Una vez más, en nuestro proyecto de atención psicológica estamos pensando en lo que suma. Por eso, también incorporamos esta opción como parte posible de las propuestas de nuestra consulta online.
Realmente, no se trata de una técnica única. Son un grupo de soluciones que comparten una perspectiva común. Tú no eres un conjunto de actuaciones problemáticas que hay que corregir y currar. Eres consecuencia de tus peculiaridades individuales, pero entendidas en un contexto concreto. Las terapias contextuales buscan mejorar tu bienestar a través de la creación de nuevos patrones de conducta, más flexibles y eficaces. Y el eje central de estas terapias descansa en el poder de la conducta verbal. Lo que piensas, sientes y haces tiene una importancia u otra dependiendo de la función que cumplen en tu entorno. No es que relativicemos tus problemas, solo queremos entenderlos en su dimensión más precisa.
Como hemos comentado, no existe una única terapia contextual, se trata de un conjunto de opciones de abordaje de los trastornos psicológicos. Sin embargo, todas tienen un elemento común e imprescindible y en el que se basa su eficacia, la relación verbal que establecemos paciente y terapeuta. Según conseguimos fortalecer nuestra comunicación y estrechar la confianza mutua, podemos avanzar moldeando esos cambios en tus emociones y pensamientos para que esa evolución que vas protagonizando sea duradera y profunda.
En las terapias contextuales no se busca actuar para que desaparezcan los síntomas que ocasionan tu malestar. Tampoco se trata de modificar tus pensamientos. Claro que te proponemos cambios, algo hay que hacer de otra forma si quieres evolucionar y salir de ese bache. La idea es que descubras realmente qué te importa, cuáles son tus verdaderos valores y, con ese punto de partida, tu mente sea más flexible. Si tienes más claro quién eres, vas a entender mejor por qué haces lo que haces, y te vas a querer más.
Aunque se han convertido en algo así como las ‘top’ de las tendencias en tratamientos psicológicos, no siempre son el enfoque más acertado. Nuestro equipo de terapeutas no se deja nunca llevar por el esnobismo. Por eso, a nosotros nos interesan como alternativas para pacientes con ansiedad y, en general, todos los relacionados con el estado de ánimo. También se recomienda para quienes sufren alguna adicción. De igual forma, sus resultados son más que interesantes en enfermedades más severas como el Trastorno Límite de la Personalidad o Estrés Postraumático, y otras variantes de traumas. Y es curioso, su extensión en el campo de las terapias de pareja es cada vez mayor.
Nuestra labor como psicólogos es proporcionarte herramientas y soluciones para que encuentres respuestas y superes tus problemas emocionales o mentales. Pero, para conseguirlo, es imprescindible que entendamos qué os mueve a venir a nuestras consultas, online o presenciales. Hay una explicación tan simple como acertada. El dolor y el sufrimiento son los principales detonantes que mueven a una persona a solicitarnos una sesión.
En Psiquiatrasonline.es compartimos con las terapias contextuales un principio irrenunciable, no te vemos como un ser “defectuoso” que tenemos que intervenir como profesionales para arreglar. Para nosotros, si tienes un trastorno que afecta a tu salud mental y a tu equilibrio emocional, es porque estás inmerso en una situación conflictiva. No tienes algo “estropeado” en tu interior, eres un individuo inmerso en un problema.
Si nos decidimos por el enfoque de las terapias contextuales, nuestras citas se van a convertir en algo muy dinámico y experiencial. En lo que vamos a profundizar en nuestros encuentros es en entender la relación que tienes con tus propias experiencias, pensamientos y emociones. Las terapias contextuales, más que orientarte para que rectifiques, te motivan para que des pasos en la dirección que a ti más satisfacciones te genera. Se podría decir que es un tratamiento en el que se potencia la coherencia, algo así como: actúa como eres y siéntete bien por hacerlo.
Para entender por qué es un conjunto tan variopinto, se podría explicar que en las terapias contextuales se reúne lo más sugerente de enfoques psicológicos muy dispares. Para empezar, de la terapia existencial utiliza su concepto de trascendencia y del sentido de la vida. Incorpora las técnicas de relajación y la filosofía zen provenientes de las corrientes orientales. Además, se asienta sobre los principios humanistas y experienciales que promueve la terapia Gestalt. Sin olvidar lo efectivo del análisis funcional de la conducta que propicia el enfoque Cognitivo-Conductual.
Lo importante no es tener esta información, que es más un marco teórico útil para los psicólogos. Lo que hace exclusivas a las terapias contextuales es que te permiten una flexibilidad mental que te enseña a actuar de una manera más eficiente, más acompasada con tus intereses, más identificada con tus valores. Cuidado, no se trata de ayudarte a sobrevivir en los ambientes más tóxicos, sino de ayudarte a crear entornos más saludables mentalmente.
Y podemos hacerlo usando alguna de estas terapias o combinando algunas de ellas. Por un lado, la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), con el uso de metáforas y ejercicios experimentales, como técnicas para reconectar con tus propios pensamientos y asumir un compromiso de cambio que te lleve hacia aquello que te hace más feliz. Por otro, la Activación Conductual (AC), especialmente indicada para superar la depresión. Señala algo así como que las conductas de las personas deprimidas retroalimentan su propia depresión. Por tanto, el terapeuta promueve que el paciente encare su propia vida para reordenar su mente. Otras opciones son la Psicoterapia Analítico Funcional (FAP) y la Terapia dialéctico-conductual (DBT).