Quiérete mucho, quiérete como una forma de relacionarte mejor con los demás. Quiérete para ir sumando retos superados. Quiérete porque te lo mereces. ¿Sorprendido con este planteamiento tan contundente? Pues es el producto de una convicción basada, precisamente, en nuestro profundo conocimiento del funcionamiento de la mente y de las emociones. Tener una mala percepción de nosotros mismos solo conduce a la inseguridad y a la infelicidad. Así que empecemos desde aquí, desde este instante, con esta terapia psicológica de autoestima que te permita conocerte y valorarte como ser único, enriquecedor y excepcional. ¡Se trata de que te lo creas, no solo de decirlo!
Una adecuada terapia psicológica de autoestima va a proporcionarte valiosos y variados beneficios, y extensibles a todas las facetas de tu vida. Porque no solo se trata de quererte, también incluye aunar las emociones, opiniones o sensaciones sobre ti y en positivo que has acumulado a lo largo de toda tu experiencia vital. No se trata de hacerte pensar que eres perfecto. El reto es que, desde un trabajo de introspección y conocimiento de ti mismo, llegues a aceptarte tal y como eres. Y, a la vez, que puedas enorgullecerte de vivir de acuerdo con tus propios valores y principios. Porque la autoestima necesita alimentarse de coherencia y de respeto en ti mismo.
Ya sea por razones culturales que se han ido asentando en nuestra idiosincrasia como sociedad, o por influencia de esa tendencia actual de simplificarlo todo, lo cierto es que hablar bien de uno mismo está mal visto. Las personas que se muestran seguras de sus opiniones, que ponen en valor los éxitos que han obtenido o que son capaces de argumentar porqué han triunfado, suelen ser tachadas de soberbias y, sobre todo, de narcisistas. Para los terapeutas esta situación es más que difícil de entender.
Primero, porque el narcisismo es un trastorno de la personalidad muy bien definido y de los que pueden considerarse graves. Se trata de personas con la percepción distorsionada sobre ellos mismos, débiles interiormente e, incluso, destructivas con respecto al resto de personas. Son pacientes que necesitan de una atención psicoterapéutica en todos los casos, aunque en la mayoría de las ocasiones no reclamen ese apoyo terapéutico que tan bien les vendría.
Cuando hablamos de terapia psicológica de autoestima nos referimos a un problema muy distinto. No es un trastorno de personalidad, sino un factor de riesgo que puede derivar, si no se reconduce, en trastornos emocionales (ansiedad o depresión), alimentarios o, incluso, de conducta. Alguien con baja autoestima tiene dificultades no solo para aceptarse, sino para controlar sus emociones y, por supuesto, para relacionarse con los demás o afrontar las dificultades que se le presenten. Recuperar la confianza y seguridad en ti mismo no te conduce nunca hacia el narcisismo, sino hacia una relación satisfactoria contigo mismo y con tu entorno.
La autoestima no aparece de nada, y permanece inamovible para el resto de tu vida. Es producto de un proceso que no se detiene en ningún momento. ¿Quiere decir eso que la terapia psicológica de autoestima solo va a servirte para mejorar momentáneamente el concepto que tienes de ti mismo? Por supuesto que no. De hecho, la principal idea que te proponemos desde la primera de nuestras sesiones online es que estás haciendo un esfuerzo que va a afianzarse en lo más profundo de tu mente. Si realmente consigues conocerte y creer en tus posibilidades, has sentado una base muy estable para mantenerte en unos niveles de bienestar emocional más que satisfactorios.
Cuando hablamos de la autoestima como un proceso dinámico, nos referimos a que se ve inevitablemente afectada por agentes externos. Y de distinta forma a lo largo de nuestra trayectoria vital. Habrá momentos en los que recibas una dolorosa e hiriente crítica negativa justo de esa persona en la que más confiabas. Otras, por el contrario, te sorprenderás con un elogio sincero desde un entorno que no esperabas. La prueba más contundente de que la terapia psicológica de autoestima que has recibido era la adecuada, es que tienes herramientas para manejarte con esas oscilaciones sin que te hagan perder tu norte. Ser capaz de mantener una imagen equilibrada sobre ti.
Uno de los aspectos en los que vamos a focalizar nuestra terapia psicológica de autoestima es en la importancia que tiene la forma en la que te hablas a ti mismo. Todos mantenemos diálogos internos en los que nos reprochamos o nos felicitamos después de un fracaso o tras alcanzar una meta, respectivamente. El lenguaje y el tono en el que te comunicas con tu yo más personal es muy significativo, desde la perspectiva terapéutica. Nos proporciona pistas muy valiosas a los psicólogos sobre lo saludable o tóxica que es la relación que mantienes contigo.
No se trata de que evites las críticas, son muy enriquecedoras y juegan un importante papel como estímulo para superarte. Lo que marca la diferencia es el tono, la intensidad o los calificativos que utilices cuando analizas uno de tus errores; también la frecuencia. Las personas con baja autoestima solo dialogan para poner en evidencia sus fallos, nunca se felicitan a sí mismas de sus éxitos. Pero también es signo de baja autoestima ser demasiado benevolente con uno mismo. Si no te sientes capaz de superar un fracaso, es más que probable que lo ignores, eludes tener que enfrentarte a un revés.
La comunicación sincera es una de las bases irrenunciables de las terapias de nuestras consultas online. Por eso, es fácil entender que la incorporemos en la terapia psicológica de autoestima. Te descubrimos cómo dialogar contigo mismo desde el respeto, el equilibrio, manteniendo una perspectiva en positivo. Un lenguaje que te estimule para avanzar, que refuerce la imagen que tienes sobre ti mismo. Y una terapia psicológica de autoestima que, mediante el lenguaje y los actos, te vaya acercando a tu yo ideal. Esa imagen de lo que quieres ser, que te sirva para esforzarte.