Dentro de las terapias de Tercera Generación, sin duda, el Mindfulness es una de las que está experimentando el mayor auge en Palma de Mallorca. Suena a innovadora y, sin embargo, enraíza parte de su esencia en tradiciones tan milenarias como la meditación, tan representativa de las culturas orientales. Su traducción también da algunas claras pistas sobre en qué consiste esta práctica del mindfulness en Palma de Mallorca. Así pués, el Mindfulness es algo así como conciencia abierta, presencia mental, atención plena o plena conciencia. En Psicología práctica, nos quedamos más con la acepción de "Atención Plena", porque responde más concretamente a su planteamiento como terapia para mejorar aspectos de nuestra vida.
Y, aunque ya hemos hecho una primera referencia al Mindfulness en Palma de Mallorca identificándolo con la meditación y con el budismo o el hinduismo, hay que señalar que es mucho más que una técnica de relajación al uso. En nuestra perspectiva psicoterapéutica, es una forma de prestar atención a nuestra vida y a nuestro presente, de manera consciente y con una actitud de interés, curiosidad y aceptación. Unas palabras que implican un posicionamiento mental en positivo ante nuestra realidad, y que puede ser muy útil para no caer en trastornos tan asociados a nuestro actual estilo de vida como el estrés. Como psiquiatra en Palma de Mallorca os puedo ayudar a aprender Mindfulness de una manera sencilla.
¿Cuántas veces al día nos tomamos un respiro para tomar conciencia con nuestra mente de lo que estamos haciendo o sintiendo? Seguro que, si somos sinceros, la respuesta más generalizada es bastante deprimente. Y es que consideramos que el tiempo es uno de nuestros bienes más preciados, a la vez que lo malgastamos en infinidad de actividades, cursos y situaciones que vivimos de forma automática. Dejar pasar nuestra vida por delante, casi sin participar conscientemente, está en el origen de muchos de los malestares y disfunciones que tratamos en nuestras consultas de terapia online.
El Mindfulness es una manera de recuperar ese control perdido sobre nuestro presente. En la mayor parte de las ocasiones en nuestra vida, nuestros pensamientos se concentran en acontecimientos del pasado o del futuro y, en muy pocas ocasiones, en reconocer lo que estamos viviendo en el presente. Es más, la actitud más habitual es que sí nos recreamos en el presente cuando estamos experimentando algo agradable o que nos gusta, mientras que pasamos de largo ante las experiencias negativas o que nos hacen sufrir.
Por eso es tan interesante el mindfulness y este enfoque que ofrece esta terapia. Porque no se trata de reconocer lo que sucede, sino que nos invita a dejarnos fluir dentro de esa experiencia, aceptándola tal y como se está produciendo. Sí, incluso cuando es desagradable para nosotros porque, gracias a esa aceptación, evitamos el sufrimiento que conlleva tener que esforzarnos para hacerlo desaparecer. Por el contrario, si somos conscientes de nuestro dolor, estrés o los desafíos a los que nos enfrentamos, tenemos una verdadera opción de recuperar nuestro equilibrio interno. Y todo eso se consigue con un curso de mindfulness o en una terapia.
Aunque el Mindfulness surge entre los años 60 y 70 del pasado siglo XX, y se reconoce a Jon Kabat-Zinn como su primer y máximo impulsor, no se pueden negar los estrechos lazos que mantiene con otras formas de introspección mental milenarias para eliminar el estrés. Una relación que empieza en lo semántico, pues se considera que la palabra Mindfulness es una de las primeras traducciones que se hacen del término “sati”, que en pali (una lengua similar al sánscrito) significa “rememorar” o “recordar”.
El Mindfulness es, de alguna forma, una práctica de meditación adaptada al estilo occidental. Decimos esto porque el mindfulness se ha despojado de ciertas características que sí van inevitablemente ligadas a la práctica de la meditación budista o hindú. Para empezar, el Mindfulness no está relacionado con ningún tipo de creencia religiosa. Y, en lo práctico, no va ligado a posturas o alguna posición corporal concreta. Esto es una ventaja para poder adaptarlo a tu realidad cotidiana mediante cursos o tutorías, no necesitas un espacio extra y preparado en exclusiva para practicarlo.
Y, desde luego, el mindfulness ha recorrido un largo camino en estas décadas para convertirse en una terapia de prestigio, que ha sido foco de numerosas investigaciones e impartido en cursos de todo el mundo. Hoy el mindfulness se considera una de las estrategias psicológicas más eficaces para el tratamiento de problemas tan serios y extendidos como el estrés. Pero es importante aclarar que el Mindfulness no es reflexión giada. Es un estado mental al que se accede mediante un proceso de meditación (cuerpo y mente). Es una diferencia clave para entender por qué está incorporado dentro de las terapias psicológicas actuales a través de cursos o terapias.
Según palabras del propio Jon Kabat-Zinn, el objetivo de esta terapia es recuperar el placer en tu mente de las pequeñas cosas del día a día. Esa propuesta con la que muchos iniciamos cada año, pensando que esta vez sí seremos capaces de disfrutar de nuestra vida, estás más cerca de poder alcanzarla si te decides a probar cómo funciona en la práctica este tipo de terapia online. La idea es aprender a ser conscientes de nuestra realidad, participar de cada emoción o pensamiento. Eso sí, con una puntualización importante, hay que hacerlo sin una actitud crítica, nada de juzgar y tener la mente abierta.
La Atención Plena es algo distinta de otras terapias, que no se consigue en ningún curso, incluso en la forma de practicarla. De hecho, para que realmente sea efectiva el mindfulness, es necesario que la practiques a diario con un curso o formación. No quiere decir que vayas “meditando” las 24 horas del día, sino que elijas una franja horaria que te permita estar relajado y dedicado a ti en exclusiva al menos 30 minutos para hacer tus sesiones de mindfulness. Al principio necesitarás de nuestra orientación como terapeutas, u otro curso de formación, pero con el tiempo podrás hacer estas sesiones por tu cuenta.
El resultado va a ser tan convincente que tu continuidad practicando esta singular terapia va a producirse de forma automática. Basta que empieces a notar cómo se rebajan drásticamente tus niveles de ansiedad, cómo vuelve la sonrisa a tu rostro o cómo te sientes más activo. Ya no habrá nada que te pare. Porque, como ya hemos comentado en otras ocasiones, el bienestar emocional solo es verdaderamente posible si va de la mano de un bienestar físico, y viceversa. Las personas estamos compuestas de esas dos realidades con el mismo peso, y necesitamos un equilibrio entre ambas para sentirnos bien. ¡Esta es una ocasión y una terapia inmejorable para intentarlo!